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Pasión por los negocios y el futbol
Alumno del CUCEA irá a los Juegos Paralímpicos de Río 2016.
Acudir cada quince días o cada mes a la concentración con el equipo. Levantarse temprano: entrenar de seis a siete y media de la mañana; comenzar por estirarse y correr media hora o cincuenta minutos, unas cuantas lagartijas y abdominales en casa. Desayunar para entrar a la escuela a las once. “Como no vivo con mis papás, tengo más obligaciones, como hacer de comer y esas cosas”.
De niño siempre soñó con ser seleccionado nacional de futbol. Felipe Gustavo Arana Magaña, estudiante de la Licenciatura en Negocios Internacionales del CUCEA, es un joven serio en primera instancia. Amable y cortés. Identificable por su cabello negro y rizado, 1.80 de estatura y cuerpo esbelto. “El futbol siempre ha sido mi pasión”, comenta.
Alterna su vida escolar con la deportiva: las matemáticas, los negocios, la contabilidad y el inglés (sus materias favoritas) con el balón y la cancha, y ahora, a sus 22 años de edad, Gustavo es un deportista de alto rendimiento a quien su debilidad visual no le ha impedido desarrollar su pasión por el deporte y estudiar negocios.
Es seleccionado nacional del equipo de Fútbol 5 para ciegos. Ha participado en dos panamericanos, una Copa América y múltiples torneos amistosos fuera y dentro del país. “Es una satisfacción muy grande, siempre lo quise ser, y es muy bonito defender los colores de tu patria”, platica entusiasta quien se autoconsidera como una persona de gran voluntad y que consigue lo que se propone.
Para Gustavo, el deporte es una manera de liberar estrés y es muy benéfico para la salud física y mental. “Siempre te ayuda mucho en la vida. A mí me ayuda para no rendirme y para a veces tomar la vida y las cosas como una competencia”.
Además de estudiar y hacer deporte, lo que más disfruta es caminar, convivir con sus amigos, que le lean libros y andar en bicicleta.
El comienzo de todo
Desde que tenía dieciséis comenzó a desempeñar este deporte, previo a ello ya practicaba atletismo. “Una vez me encontraba en un hotel jugando fútbol con mis amigos y el entrenador de fútbol para ciegos me vio, y me dijo: ‘ah… juegas bien’; a partir de ahí hice las pruebas y me quedé como seleccionado”, cuenta Gustavo. Desde entonces lleva seis años practicando Fútbol 5; seis años siendo seleccionado nacional.
Imaginemos a tres mil personas contando el Himno Nacional mexicano, eso es algo que le pone “la piel chinita” a Gustavo. Un vaivén de emociones.
La victoria le provoca una felicidad increíble, por ejemplo, cuando ganó una medalla en los Panamericanos de Toronto de 2013 o el pase a Juegos Olímpicos. Por el contrario, perder o lesionarse le hace sentir como cierta tristeza, como un cubetazo de agua fría. “Siempre trato de darle vuelta a la página y mentalizarme en estar bien. Las emociones que uno tiene se las trasmite a todo el equipo: si el equipo te nota distraído o preocupado, comienza a estar como tú”.
La mejor sensación fue en una competencia en Cuernavaca, “cuando el equipo quedó en segundo lugar y yo en primer lugar, como campeón de goleo; unos niños se acercaron a tomarse una foto conmigo -los niños tampoco veían, como yo- y me dijeron: ‘yo quiero ser como tú’, y esa ha sido la mejor sensación, por encima de cualquier medalla que he ganado. Esas acciones me llenan más como persona. Siento más impacto en mí cuando logro dejar un mensaje en las personas”.
“Con mis compañeros soy muy unido, pero cinco o diez minutos antes de cada partido, me alejo para pensar y meterme en mí, en lo que quiero hacer”. Después de cada partido, si se gana o se pierde, “estoy bien, a veces me dicen que soy ‘pechofrío’, pero es que si estoy muy alegre por ganar, pues ya ganamos y ya, y si perdemos tampoco soy de tirarme a llorar, nada cambia con llorar, y no es porque no sienta feo. Cuando lloras es porque quedaste algo a deber, y como yo entrego todo en la cancha, todo lo que estaba de mí, por eso no siento necesidad de llorar”.
Una persona consciente de su entorno
“Mis pensamientos no se basan en mí, casi siempre estoy pensando en cómo ayudar a los demás o a lo que me rodea: si me encuentro un perro en la calle, con la gente, en el círculo de los chavos con discapacidad”.
“La gente que tiene una ‘capacidad distinta’, como nos dicen, somos prácticamente iguales, podemos lograr lo que nos propongamos, siempre y cuando lo queramos. Nuca se rindan, nunca se den por vencido. Lo que sea su pasión, que lo hagan, y lo hagan lo mejor que puedan.
Río de Janeiro 2016
Ganar la presea de Bronce en los Juegos Panamericanos de Toronto 2013 les dio el pase automático a Río de Janeiro 2016.
Argentina, Brasil, China, Irán, Marruecos, México, Rusia y Turquía. Los ocho mejores del mundo en Fútbol 5 para ciegos compartirán cancha en Río 2016. “Nos hemos reunido todo el equipo para entrenar y prepararnos para este evento. Tengo la voluntad y sé que el futuro llegará: espero un buen resultado para el equipo, y en lo personal que me vaya bien”.
Por Moisés Hernández
Foto: Erik Castro