Necesario acercar arte a colonias para prevenir pandillerismo

El pintor José Luis Malo participó en el Primer Encuentro Internacional en Innovación Social que se realiza en el CUCEA.

José Luis Malo estudiaba en la Escuela de Artes Plásticas cuando se enteró de la muerte de uno de sus amigos de infancia. Lo mataron pandilleros en un pleito callejero. La noticia le resultó impactante. También había sido pandillero, había defendido su territorio de otros grupos, incluso llegó a probar la marihuana en dos ocasiones: cuando cursaba la primaria y la secundaria; pero no le gustó. A los 17 años decidió dejar la pandilla para seguir su vocación artística.

En Huentitán el Bajo, colonia donde José Luis Malo vivió de 1979 a 1989, había 17 pandillas. Decidió incorporarse a una de ellas cuando tenía trece años. “La onda era juntarse con los cuates en la noche a platicar y cotorrear, pero no se podía permitir que grupos de otras cuadras se metieran a nuestro territorio, porque era sinónimo de pleitos, que por lo general tenían lugar a mano limpia. Es decir, con golpes de por medio. No era frecuente la portación de armas. Si acaso la navaja, pero yo nunca la usé, aunque sí me llegaron a perseguir muchachos que portaban una o me arrojaban piedras”.

Malo, artista plástico aclara que el concepto de pandilla ha cambiado. “Ahora suelen relacionarlo con grupos armados, que incluso roban o asaltan; antes era distinto. Los integrantes se dedicaban a proteger una zona de la intromisión de otras pandillas”.

Durante su participación en el taller “Arte y cultura como estrategia de prevención social” dentro del Primer Encuentro Internacional en Innovación Social, que tiene lugar en el Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas (CUCEA), Malo platicó sobre cómo el arte puede ayudar a los jóvenes a prevenir adicciones y actitudes violentas. “Es necesario acercar las actividades deportivas y artística a las colonias para que los chavos se enfoquen en estas y no caigan en la vagancia o en grupos tipo pandillas”, señaló.

“Mi padre siempre tuvo el cuidado de proveernos de actividades como talleres de arte y música. Cuando tenía ocho años, me regaló una caja con pinturas, bastidores y pinceles. Ahí fue donde empecé a pintar. Mi papá me llevaba al Agua Azul o Los Colomos, donde los domingos se impartían diferentes talleres”. Cuando cursaba el cuarto año de primaria Malo ganó un concurso de pintura en el estado, lo que constituyó una de sus principales motivaciones. Estudió en la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad de Guadalajara (1989-1994), y actualmente tiene 21 años de trayectoria. Sus cuadros los ubica dentro del realismo expresionista. De junio a agosto de 2011 expuso su obra en Casa Vallarta: 18 óleos relacionados con la serie Cosas de la carne, donde trata las pasiones y realidades en las que están inmersos los seres humanos. En agosto de 2015 expondrá Pasiones que desnudan, conformada por diez piezas de gran formato en el Museo Nacional del Tequila.

El pintor tapatío está involucrado, además, en el proyecto Adopta un artista, que apoya a muchachos de escasos recursos con talento y que hayan estudiado artes, con el fin de ayudarlos a despuntar en su vocación. La formación abarca asesorías en diferentes áreas que ayudarán al artista novel a hacer un proyecto de vida de su trabajo.

El proyecto inició hace seis meses como prueba piloto con la participación de seis artistas dentro del equipo de apoyo. Entre ellos, la artista plástica Verónica Jiménez, quien imparte asesoría en administración e imagen; el maestro Javier Malo, en la teoría y generación de discurso y el mismo pintor Malo, quien asesora en cuestiones técnicas.

Texto: Martha Eva Loera

Foto: Cortesía