El problema de la economía de México es que no crea valor: Fernández Trillo

El poco desarrollo en México se debe a la falta de productividad, pues aunque haya crecimiento, ni los recursos humanos, ni la cantidad de capital invertido, ni el tipo de empleos creados generan valor, afirmó el catedrático del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), Fausto Hernández Trillo.
 
Durante la conferencia inaugural “Factores del estancamiento económico en México”, dentro de la Trigésima Semana del Economista que tiene lugar en el Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas (CUCEA) desde hoy y hasta el 9 de octubre, el especialista afirmó que la suma de varios factores relacionados con el proceso productivo hace que el país “no pueda crear valor, sino que lo destruya”.
 
Dijo que de 1950 a 1970 el país crecía con pocos trabajadores en la industria y más capital, en cambio ahora hay un mayor número de trabajadores y menos capital. Es decir, “la productividad total de los factores de México es negativa”, porque no sólo importa el crecimiento, sino la cantidad de personas que realizan el trabajo, su calidad y cómo se acumula el capital”, explicó.
 
México ha tenido bajas en el crecimiento económico, al pasar de 6.3 por ciento en promedio entre 1950 y 1970 a 3.3 en la década de los 90 y a 2.3 entre 2001 y 2014. Sostuvo que esta falta de productividad la negaron las tres últimas administraciones federales, y en este sexenio se ha creado una unidad especial de productividad dependiente de la Secretaría de Hacienda.
 
Agregó que los especialistas y funcionarios federales atribuyen la falta de crecimiento a los grupos de poder monopólicos que no permiten crecimiento, a la falta de inversión en infraestructura o la carencia de reformas estructurales adecuadas; sin embargo, no ponen el foco en la creación de valor que crean las empresas y el trabajo en el país.
 
Hernández Trillo resaltó que las reformas en materia de economía, recaudación fiscal y privatización de algunos sectores clave no son precisamente estructurales, pues este tipo de cambios ya ocurrieron hace 30 años. “A mediados de los 80 y principios de los 90 hubo reformas incluso más radicales como la re-privatización de más de mil 100 empresas o la firma del Tratado de Libre Comercio, que buscaban regresar al país a una senda de crecimiento, pero las actuales no afectan precisamente la estructura económica del país”, aseguró.
 
Esos cambios más grandes fueron mal implementados, porque después de casi tres décadas México tiene bajas tasas de crecimiento, la pobreza ha llegado a niveles “escandalosos” y no se han roto los problemas sistémicos como la distribución de la riqueza.
 
Explicó que México tiene dos caras: una con empresas formales con alta tecnología, exportadora hasta 85 por ciento a Estados Unidos, con acceso a créditos y que genera 80 por ciento del Producto Interno Bruto, pero sólo genera 20 por ciento del empleo; la otra son empresas informales, poco productivas, que evaden impuestos, generan 10 por ciento del PIB y emplean a 60 por ciento de la población.
 
Esto tiene como consecuencia que un millón de personas acumulen 43 por ciento de la riqueza en el país y que sólo cuatro empresarios generen 9 por ciento del PIB y que, en contraparte, la mitad de los mexicanos viva en la pobreza y uno de cada cinco sobreviva en la extrema pobreza.
 
La Trigésima Semana del Economista continuará en el CUCEA con conferencias impartidas por expertos de universidades nacionales y organismos públicos y privados de México y Latinoamérica.
 

Texto: Mariana González

Foto: Annecy Tamés