Académico del CUCEA reporta el incremento de la canasta básica

Los precios de la canasta básica son como los gasolinazos: su aumento será inevitable hacia final del mes. En el tercer bimestre del 2013 (mayo y junio) se registró una inflación de 4 por ciento, es decir, que para adquirir todos los ingredientes básicos para satisfacer la dieta de una familia, ahora se necesitan 6,913 pesos, cuando el salario mínimo en la Zona Metropolitana de Guadalajara es de 1,942.80 pesos.

El maestro Héctor Luis del Toro Chávez, profesor e investigador del CUCEA, dio a conocer el índice de precios al menudeo en la Zona Metropolitana de Guadalajara, correspondiente el tercer bimestre del 2013, en una rueda de prensa a los medios de comunicación de la ciudad. Ahí, además de cuantificar el incremento en el costo de la vida, también hizo un pronóstico: en este año la inflación podría ser de más del 8 por ciento, muy por encima de lo que estima el Banco de México: 3.8 por ciento.

La canasta básica comprende la selección de bienes o artículos que son valorados por el papel que cada uno de ellos juega dentro de los hábitos de consumo de las familias; la canasta está integrada por 121 artículos, clasificados a su vez en 23 grupos. La información de los precios se captó en mercados y tiendas de autoservicio y la herramienta estadística que se usó fue la de índice de Laspeyres.

De acuerdo con la medición del maestro Del Toro Chávez, hubo incremento en 116 de los 121 artículos y si se analiza desde los rubros se desprende que se registraron aumentos en 19 de los 23 grupos que conforman la canasta básica. De entre estos grupos, los que más subieron fueron: los cigarros con 10.35 por ciento; verduras y legumbres, 10 por ciento; pescados, casi un 9 por ciento; carnes frías, 8.5; chocolates y azucares 5 por ciento y productos para bebés, 4 por ciento.

Si el salario mínimo en la ciudad es de 1,942.80 pesos, ¿cómo le hacen las personas para completar el gasto? "Un mayor número de integrantes de la familia se incorporan a alguna forma de trabajo, las familias gastan menos, dejando de consumir alimentos necesarios, o se endeudan", afirma el investigador del CUCEA.

Son distintos los hábitos que cambian ante la inflación. Por ejemplo, hay personas que se ponen a vender cosas que ya no usan (ventas de garaje); otras que compran productos de segunda y hasta los casos tristes en que los adolescentes abandonan la escuela para trabajar. Todo con el fin de adquirir lo básico para la alimentación. Y eso que todavía faltan los gatos de luz, renta, transporte, diversión, etcétera.

Texto: Francisco Vázquez M.

Foto: Adriana González