Sin estrategia para reconstruir el tejido social después de la pandemia, afirma investigadora

Académica del CUCEA advierte que no sólo se trata de afectaciones a la economía, sino de cómo enfrentar las desigualdades sociales y la precarización de la vida

Todo mundo habla de las estrategias de salud y la recuperación de la economía, pero nadie se refiere a cómo reconstruir el tejido social, que estará más dañado que nunca luego de la pandemia del Covid-19, que ha acrecentado las desigualdades y modificará los sistemas de conducta individual y de masa, al grado de que el saludo de mano o acudir a un concierto sean cosas del pasado.
 
Así lo declaró la investigadora del Departamento de Políticas Públicas, del Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas (CUCEA), doctora María Teresa Prieto Quezada.
 
“No hay una estrategia con medidas para sanar el tejido social, porque vamos a ser una sociedad rota. Necesitamos al otro, al que barre, al que cultiva, al que está en la industria; al otro como sujeto, como persona que tenemos que cuidar. Reconstruir el tejido social deteriorado y dañado aún más por la pandemia va a ser fundamental. La pandemia nos ha hecho vernos en nuestra condición humana vulnerable”, subrayó.
 
“Va a crecer el desempleo, pero no solamente se trata de economía, sino de cómo vamos a enfrentar las desigualdades sociales y la precarización de la vida –abundó Prieto Quezada–. Hay personas que viven al día y desempleadas. ¿Qué vamos a hacer después de los despidos masivos? Y sí preocupa lo que puede hacer el desempleo, la pobreza y la inseguridad que puede dispararse a partir de ello”.
 
Únicamente un sector con mayores privilegios es el que puede acatar las medidas de confinamiento, pero el resto de la población que vive al día, está desesperada por la falta de dinero para llevar el pan a sus hogares y esto, a mediano plazo, puede degenerar en mayor rencor social e inseguridad, y agudizar la discriminación contra quienes se consideran diferentes, dijo.
 
“La gente no va a actuar de la misma manera. Por un buen tiempo será aún más desconfiado del otro, del diferente, del que no es como nosotros; eso va a agudizar la xenofobia, la discriminación. Si vemos a alguien distinto o a quien consideramos que tiene la enfermedad, va a pegarle más al que es de estrato social más bajo. Esto traerá sentimientos de estrés, tristeza, gente asustada y enfadada”, señaló la investigadora de la UdeG.

  • Además, como todo se centra en el Covid-19, los sectores que eran tradicionalmente olvidados, están aún más descuidados: los pobres, las víctimas de feminicidio, las personas desaparecidas y los enfermos de otros padecimientos.
  • Consideró que esta emergencia sanitaria es una oportunidad para reflexionar sobre cómo las empresas y oficinas han exprimido a las personas. Ahora, por fin, la gente tiene tiempo de hacer ejercicio y cocinar en su hogar, en lugar de tener que salir a las siete de la mañana a enfrentarse con una hora y media de tráfico vehicular para ir a una oficina donde tienen que comer tacos y tortas.

“Hay quienes están siendo más productivos en su hogar, cuidándose. El confinamiento nos ha detenido ante el ritmo acelerado de la vida que teníamos, nos da espacio para hacer una autoreflexión: qué estás haciendo en tu vida –reflexionó Prieto Quezada–. En algunos aspectos estamos respirando tranquilamente, algo que hace muchos años no hacíamos. Es un buen momento para cultivar esos valores que teníamos atrofiados, los cambios en los ritmos cotidianos nos hacen concentrarnos mejor, se trata de apropiarnos del tiempo; es una oportunidad para tomar el tiempo en tus manos y concentrarnos en las cosas que nos gustan para redescubrirnos existencialmente: qué quiero hacer en lo que me toca por vivir, y lo que me resta por vivir”.
 
La pandemia sacudió a las sociedades, demostrando que en los hechos sólo existe un único continente, y reconocer que los seres humanos son limitados y vulnerables. Estas crisis deberían de fortalecer la solidaridad, la imaginación creativa y la vida cotidiana. El confinamiento hace entender que no todo es innovación y tecnología, sino que también el arte y el humanismo son importantes, dijo.
 
“Habíamos descuidado la cultura, porque muchos dicen que no produce ganancias, pero nos hemos acercado de nuevo a la lectura, a la música, al arte, a saberes que antes no usábamos. ¿Para qué sirve dibujar, decíamos, o escuchar música?, cuando espiritualmente nos están sanando”, concluyó la académica del CUCEA.
 
 
Atentamente
“Piensa y Trabaja”
“Año de la Transición Energética en la Universidad de Guadalajara”
Guadalajara, Jalisco, 28 de abril de 2020

 
Texto: Julio Ríos
Fotografía: Abraham Aréchiga