Índice de Desarrollo Regional para Latinoamérica: Un 61% de las regiones de América Latina presentan niveles de desarrollo medios o inferiores

El ranking -que analiza variables de 8 países de Latinoamérica, incluido México- reveló que sólo el 7%, es decir, 13 regiones de 182 medidas, se ubican en el nivel alto de desarrollo.

“La mayor parte del subcontinente tiene niveles deficientes de desarrollo, e incluso, las regiones más aventajadas están lejos de los mejores estándares en el mundo”. El texto es parte de las conclusiones de la primera versión del índice de Desarrollo Regional para Latinoamérica, IDERE LATAM, herramienta que mide el desarrollo a nivel territorial de 8 países de la región, incluido México.

El ranking –elaborado por un grupo de universidades y centros de estudios de América Latina, liderados por el Instituto Chileno de Estudios Municipales (ICHEM) de la Universidad Autónoma de Chile y el Instituto de Economía (IECON) de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración de la Universidad de la República del Uruguay, y en el que participa el Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas (CUCEA) de la Universidad de Guadalajara– abarca las provincias de Argentina, los estados de Brasil y México, las regiones de Chile, y los departamentos de Colombia, El Salvador, Paraguay y Uruguay. En total: 182 territorios que concentran el 82% de toda la población latinoamericana.

 “Se trata de un emprendimiento académico sin precedentes, metodológicamente robusto y que convoca a connotados investigadores e investigadoras de prestigiosas instituciones especializadas en desarrollo territorial en América Latina. Creemos que el índice contribuirá significativamente al diagnóstico y análisis de la discusión sobre política pública, poniendo énfasis al desarrollo de los territorios”, sostiene el Dr. Camilo Vial, vicerrector de Vinculación con el Medio de la Universidad Autónoma de Chile y uno de los coordinadores del estudio. 

El Índice -que fue realizado antes de la crisis sanitaria del COVID-19- analiza 25 variables distintas a través de 8 dimensiones: Salud, Educación, Bienestar y Cohesión, Actividad Económica, Instituciones, Seguridad, Medio Ambiente y Género.

El Índice, reveló que el 61% de los territorios en estudio se concentran en los niveles medio, medio bajo y bajo. Mientras que solo el 7% (13 regiones) pertenecen al grupo alto de desarrollo. En este rango predominan 6 regiones de Chile, 6 de Uruguay y 1 de Argentina.

En el nivel medio alto las mayores prevalencias son Argentina, Uruguay, Chile y Brasil. En el nivel medio irrumpen con fuerza México, Colombia y Brasil, mientras que ya no se observa presencia de regiones chilenas ni uruguayas. Ya en la zona media baja, México, Colombia y El Salvador mantienen una alta prevalencia, y se incorporaran con relativa fuerza las regiones de Paraguay. Finalmente, en el nivel bajo de desarrollo, sólo existen 7 regiones, equivalentes al 4% del total, dominadas casi en su totalidad por Colombia y El Salvador. 

En términos de brechas, se observa que Chile es el país con el desarrollo regional más equilibrado de Latinoamérica, lo que se traduce en que la distancia entre la región más y menos desarrollada de este territorio es la más acotada del subcontinente. Le siguen Uruguay y Argentina. En la otra vereda, en tanto, Colombia presenta una gran brecha de desarrollo, seguida de Paraguay, Brasil y México. En el caso de El Salvador, todas sus regiones están por debajo del promedio Latinoamericano, un aspecto preocupante, considerando que el promedio del país tiene rendimientos cercanos a las regiones con los IDERE más bajos.

Si bien el índice es calculado con datos previos a la pandemia por COVID-19, el Dr. Adrián Rodríguez Miranda, coordinador del Núcleo Interdisciplinario de Estudios de Desarrollo Territorial de  la  Universidad de la República (Uruguay) y uno de los coordinadores generales del estudio, explica que esta información que tenemos hoy a la mano “nos llama a una reflexión importante sobre las disparidades de desarrollo territorial que existen en América Latina previo a la crisis sanitaria, lo que sin duda está limitando o potenciando –según sea el caso- la capacidad de respuesta de los territorios. Esperamos que el IDERE sea un aporte para la aplicación de políticas públicas para el desarrollo territorial, especialmente en el escenario post pandemia”.

Resultados según dimensiones

Al desglosar los resultados por dimensiones, se pueden ver significativas brechas en algunas de ellas.

Por ejemplo, en materia de Seguridad, se observa que mientras el 22% de las regiones tienen niveles muy altos o altos, el 54% están entre los niveles de desarrollo medio y bajo.

Una segunda dimensión que muestras grandes brechas de desarrollo es Medio Ambiente, donde conviven 31 regiones de muy alto desarrollo con 81 que tienen rendimientos medios a bajos. “Si bien estamos en un continente diverso y rico en ecosistemas, durante siglos el sustento del subcontinente se ha basado en cadenas extractivas y productivas sin criterios de sustentabilidad y poco amigables con el medio ambiente”, comenta Rodríguez.

Una tercera dimensión que presenta diferencias marcadas en Latinoamérica es Bienestar y Cohesión. Un 73% de los territorios estudiados están en un nivel de desarrollo medio a bajo en dicha dimensión y solamente el 13% de las regiones, alcanza el nivel medio y alto, concentrado básicamente en los departamentos del Uruguay. “Al ser –Latinoamérica- la región del mundo con mayor desigualdad, desde una mirada socioeconómica, también se ve reflejada desde una perspectiva territorial”, explica Vial.

Respecto a la dimensión Educación, el 73% de las regiones de Latinoamérica tienen un rendimiento medio alto o superior, y solo 2 regiones están en el rango más bajo del estudio. “El desafío regional es trabajar en una agenda que asegure calidad, ya que estos resultados responden principalmente a medidas comparativas en cobertura, área en la que América Latina ha tenido importantes avances durante las últimas décadas”, analiza Vial.

En la dimensión Salud –que considera la esperanza de vida al nacer, la tasa de mortalidad infantil y la tasa de suicidios- la región presenta, a nivel general, un rendimiento alto. “En este punto es necesario consignar que el trabajo se realizó previo a la crisis mundial sanitaria por el COVID-19, situación que permitirá sincerar la heterogeneidad que existe en calidad y capacidad de cobertura de los sistemas de salud en nuestros países", advierte Rodríguez.

En tanto, en la dimensión económica, el IDERE LATAM revela que el 69% de las regiones se encuentra en un nivel medio a bajo. Esto se explica principalmente porque el PIB per cápita es de bajo nivel en todo el subcontinente, lo que impacta negativamente en el rendimiento de la dimensión en el estudio. De acuerdo con los coordinadores del estudio esta situación tendrá una tendencia a empeorar, producto de la pandemia.

A nivel de Instituciones, se pueden observar datos preocupantes. El 64% de las regiones registra un nivel medio-bajo o bajo. Lo alarmante en este dato es que el nivel de desarrollo regional basa gran parte de su crecimiento en la robustez de las instituciones. “El índice refleja que las instituciones en Latinoamérica son, alarmantemente débiles, principalmente por los flagelos que afectan a las instituciones políticas en el subcontinente y porque los diseños de nuestros estados no son proclives a entregar atribuciones sólidas a los gobiernos subnacionales para que sean protagonistas de su propio desarrollo”, declara Vial.

Finamente, en la dimensión Género sólo dos regiones alcanzan niveles altos (Ciudad de Buenos Aires y Bogotá), mientras que todo el resto del subcontinente tiene rendimientos medios. Ello hace que Género se muestre como la dimensión con menos desequilibrios en Latinoamérica. No obstante, esta puede ser una conclusión engañosa, toda vez que el desarrollo de esta agenda en el subcontinente es relativamente nueva: “existe una deficiencia en la forma en que cada país captura datos que permitan identificar de manera correcta y eficiente las brechas de género en las regiones medidas. En resumen, los indicadores que permiten una comparabilidad regional para dicha dimensión son escasos y no del todo sofisticados. Tenemos la hipótesis que, a futuro, utilizando indicadores más confiables, nos podríamos encontrar con grandes brechas al respecto”, finaliza Rodríguez.

El caso de México fue desarrollado por el Dr. Antonio Sánchez Bernal, Director de la División de Economía y Sociedad en colaboración con la Dra. Jarumy Rosas Arellano investigadora del Departamento de Estudios Regionales-INESER, ambos académicos de CUCEA de la Universidad de Guadalajara.

Universidades responsables: Universidad Autónoma de Chile y Universidad República de Uruguay. Colaboradores: Universidad de Guadalajara, Universidad de los Andes, Centro de Análisis y Difusión de la Economía Pedagógica, Red Iberoamericana de Estudios del Desarrollo, Centro de Pensamiento y Acciones para el Desarrollo, Fundação Getulio Vargas, Facultad Regional Buenos Aires.